Por Jorge Luis Fernández, diario La Nación, sábado, 23 de mayo de 2009 | Publicado en edición impresa, http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1131212
Diario La Nación María Socas. Foto: Mauro Roll |
María Socas. La actriz encontró un camino de desarrollo en la cultura oriental
- En el jardín del bar Notorious, una escena evocadora de la película Kill Bill tuvo lugar entre la actriz María Socas y el fotógrafo Mauro Roll. María, vestida con ceremonial blanco de tai chi, hacía movimientos de ataque y repliegue mientras Roll, de impecable negro, se abalanzaba y retrocedía disparando, clic clac, como un gato obstinado en su objetivo escurridizo y burlón. Minutos después, la actriz hablaría del yin y el yang, símbolo blanco y negro del tai chi; los complementos que ocasionalmente se acercan produciendo algo especial, como esta involuntaria danza.
- "En la práctica de tai chi, el yin y el yang se unen en un centro que sería el origen", cuenta Socas, ya cómodamente sentada y vestida con ropa de calle, lejos de recordar a la Uma Thurman de Tarantino, pero igual de angelical. "El origen se localiza en el ombligo, que nos conecta al alimento total. Cuando nacemos eso está unido, pero luego el yin y el yang van separándose. Entonces, hay que volver a unir esos polos para que surja la energía verdadera."
- "En el tai chi, los mismos movimientos que se practican de manera lenta y relajada pueden combinarse en forma rápida (pero igual de relajada y por eso aun más letal) para la lucha. Inicialmente tenía la fantasía de usar esto como un arte marcial –reconoce la actriz–. Pero el tai chi me fue llevando por otro camino y acabé estudiando con los maestros que se concentran en la práctica espiritual."
- Socas empezó a estudiar esta disciplina en los años 90 por recomendación de su profesor de teatro, Carlos Gandolfo. "Yo era atleta y me irritaban los movimientos tan lentos, pero intuía que había algo. Y lo percibí en plenitud durante mis embarazos, cuando en el bajo vientre sentía la unión de la energía yin-yang. Creo que para las mujeres comprender esto es más fácil."
- La respiración es uno de los caminos del tai chi para encontrar la energía. "El bebe tiene una respiración bajita, abdominal, y a medida que crecemos va subiendo al pecho, hasta finalizar en la garganta. La zona abdominal está simbolizada por el agua, mientras el corazón y la mente están representados por el fuego. Llamamos fuego falso al pensamiento disperso. En cambio, cuando el fuego desciende y se pone bajo el agua nos vaciamos de pensamiento, tenemos la concentración relajada."
- Parte del entrenamiento se basa en abrir las articulaciones, que van endureciéndose con el tiempo. "Hay una práctica que se llama tai chi sentado. Lo primero que hago es extender la punta de los pies. Con la intención de la mente, el chi, vas siguiendo el recorrido de las piernas y sentís cómo se abren las rodillas. Con tu intención pasa la energía y circula la sangre. Así se logra la plasticidad, que no es una plasticidad gimnástica."
- De su estudio con distintos maestros, María conserva videos que demuestran el poder de la energía frente a la fuerza bruta. "Es la defensa desde el no ataque, lo que se llama hacer vacío –cuenta–. Vi al gran maestro Cheng Man Ching en una postura que se llama peng, con el brazo trazando un círculo horizontal frente al cuerpo y la mente irradiando energía desde el centro. Se acercaban chicos de 20 años y no podían ni moverlo. Rebotaban como una pelota de goma."
- "Para mí, la práctica es cotidiana; empiezo cuando abro los ojos cada mañana y al instante veo distinto, más luminoso", cuenta la actriz. Los ejercicios son particularmente eficaces antes de cada función de Gorda, obra que interpreta en el Paseo La Plaza. "La actividad es muy nerviosa y dispersa, muy de fuego falso. Por eso, llego dos horas antes y me quedo un rato haciendo tai chi. Eso me tranquiliza."
- Hace poco, la pasión por el tai chi derivó en el estudio de chino mandarín. "En español, para explicar conceptos como virtud tenés que llenarte de palabras. En cambio, en chino se trata de interpretar los trazos." Virtud, por ejemplo, incluye el icono de un ojo y pequeños trazos que representan la observación. "Con mirar el ideograma no hay nada más que explicar", dice.
- "Hacer esto no me pone bien ni mal. Es lo opuesto; es como no sentir nada, pero está buenísimo –se ríe–. Cuando estás muy bien, después pasa algo y todo se cae. Pasa en los estrenos de teatro, cuando hay una especie de euforia. Pero la peor función, como todos dicen, es la del día después. En cambio, esto es parecido a cuando uno es chiquito y no hay nada para hacer. Vos dirías que es como estar colgado; algo así, pero con la atención bien presente."
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