miércoles, 2 de septiembre de 1998

Nota diario La Nación. Famosos y con clase

Diario La Nación, sección Espectáculos, miércoles 2 de setiembre de 1998 | Publicado en edición impresa  
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=109144

Por Alejandro Cruz

Lito Cruz, Laura Novoa, Leonardo Sbaraglia y Graciela Dufau son algunos de los actores que comparten la celebridad con el aprendizaje de su oficio como simples alumnos


Adelante, el profesor Augusto Fernandes; detrás, sus consagrados y aplicados alumnos: Lito Cruz, Hugo Urquijo, Graciel Dufau,  María Socas,  Leonardo Sbaraglia,  Laura Novoa, PInty Saba, Alberto Segado,  Beatriz Spelzini y Rubén Ballester. Foto Sebastián Szyd


Ninguno de ellos es uno de esos estudiantes de teatro con esperanzas de ser descubiertos algún día. Pero como si nunca hubieran enfrentado al público desde un escenario, los 12 asisten religiosamente a sus clases, todos los sábados. Así las cosas, la antigua casona de Constitución donde se reúnen parece la sala de ensayo de alguna obra a punto de estrenar. Salvo porque esta vez Lito Cruz, Graciela Dufau, Hugo Urquijo,  Leonardo Sbaraglia, Alberto Segado, Laura Novoa, María Socas, Beatriz Spelzini, Rubén Ballester, Alicia Zanca, Roberto Castro y Pinty Saba son sólo alumnos. Pese a sus nombres con cartel.
No es la primera vez que se reúnen. En realidad, llevan cuatro meses compartiendo las jornadas que coordina Augusto Fernandes, el maestro de esta clase con nombres fuertes. Aplicados, comparten los deberes también: aseguran que se reúnen entre semana para ensayar los personajes de William Shakespeare que investigan. Y, según Dufau, aprovechan incluso los tiempos mínimos que les dejan sus respectivas obras para estudiar hasta en los pasillos de los teatros las partes que deben representar en clase. Vistos de afuera, cualquiera diría que estos chicos no son los típicos alumnos problema que siempre se sientan al fondo del aula.
Desde las 14, la puerta de la casona se abre sin cesar. Según la rutina habitual, se reúnen en la sala principal, un espacio grande con telones negros, sillas en gradas y un escenario donde, en parejas, representan sus partes. Una especie de pasar al frente a decir la lección que la mayoría enfrenta con el mismo temor de cuando eran adolescentes.
Con recreo incluido Mientras tanto, como público riguroso y exigente, los demás observan, critican, aplauden. La clase dura básicamente cuatro horas, con un recreo en el medio. Cerca de las 18, muchos se van a sus respectivas obras y otros tantos, según cuenta Fernandes, "se quedan a tomar un café hasta las 20, hablando de lo que hicimos en la clase". O "de la vida", como confiesa la alumna Novoa.
Entre las sillas también hay una cámara para registrar el trabajo. Cada uno de ellos lleva su propio videotape para grabar su representación y estudiarse después, detenidamente, en la pantalla de su televisor. Excepto Novoa, que todavía se resiste a llevarse el recuerdo de sus actuaciones.
Para las 17, hora en que permitieron el ingreso a La Nación , la clase está dispersa. Unos pocos siguen cuchicheando en el salón grande. Otros se escabulleron hacia el primer piso de esa casona reciclada, donde fueron en busca del almuerzo tardío, como en cada recreo de esta escuela de actores.
Lito Cruz llega con retraso. Viene directo de una reunión con los delegados de las distintas regiones que integran la Dirección Nacional de Teatro, que preside el actor. Alguien comenta que la alumna Alicia Zanca está ausente con aviso, por sus ensayos en la obra de Mauricio Kartún. Y Laura Novoa agrega que ella será la próxima en faltar todo el mes porque se va a los festivales de cine de Venecia y San Sebastián a participar de la presentación de la película "La nube", de Pino Solanas.
El maestro no pasa lista rigurosamente. Sabe que unos vienen, otros van y casi todos se quedan. De hecho, el director Marcelo Piñeyro fue alumno observador durante todo este tiempo. Pero ahora tuvo que abandonar el taller para filmar su nuevo film, "Plata quemada". Por allí también pasaron Carolina Fal y Alicia Bruzzo. Y además, como alumnos modelos de la misma división, se llaman por teléfono durante la semana para avisarse si van a faltar o si van a llegar más tarde a la cita de los sábados.
Entrenamiento deportivo Está claro que ninguno de ellos es nuevo en estos menesteres. Pero aquí hacen de cuenta que el camino andado es más bien corto. En palabras de Novoa, ellos están ahí "para hacer los palotes de vuelta".
Pero, más allá de las humildades compartidas, a la hora de repasar los palotes, los alumnos no eligieron textos menores. El taller se armó, y en ese camino sigue, para investigar los textos clásicos de William Shakespeare y sólo ahora comenzaron a incursionar además en los de Chejov y Calderón de la Barca.
Ellos dicen que decidieron andar esos caminos por las pocas posibilidades que hay afuera de representar esas obras. Pero también para entrenar. "Es igual que los deportistas. El jugador de fútbol tiene que entrenarse todos los días para jugar su partido", dice Dufau, como una entendida del balonpie. Spelzini, en cambio, prefiere la referencia escolar: "Hoy estuvimos con Calderón y lo hacemos como chicos de escuela. Afuera no se puede hacer esto. Este es un espacio maravilloso".
Como en una verdadera escuela, esta clase también está dividida entre tímidos y líderes. Lito Cruz, Leonardo Sbaraglia, Hugo Urquijo, Alberto Segado y Laura Novoa, llevan la voz cantante en la mayoría de los temas y hasta se pisan para hablar. María Socas, Beatriz Spelzini y Rubén Ballester eligen el plano silencioso y observador. Al menos durante la entrevista con La Nación . Antes y después, en la clase, todos  vuelven a su papel de alumnos que deben hacer los palotes de vuelta. Más allá de sus nombres con cartel.

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